Fuí forastero y me acogisteis (Mt 25). En busca del Paraíso.

Recuerdo hace unos años, en el año 2008, iba de camino hacia una Pascua Joven en la Línea de la Concepción. Por la carretera que va desde Sevilla a La Línea hay un tramo en que se ve perfectamente la línea de la costa del «otro lado».

Aquella visión me impactó totalemente. ¿Porqué? Sencillamente, entendí la razón de que tanta gente se juegue la vida intentando llegar a «este lado».

Sí, desde la carretera se puede distinguir perfectamente la visión y el paisaje, en una cercanía, en realidad fictícea en la que separa un pedazo de tierra de otro únicamente un pedazo de mar, que las personas africanas no dominan. Por mi experiencia en África sé que muchos no saben nadar. Viven de espaldas al mar a pesar de que en infinidad de ocasiones lo tienen muy cerca.

Bien, este hecho me impactó de tal manera que ahora, cada vez que escucho una noticia sobre pateras encontradas en el Estrecho, personas que llegan a la playa de Tarifa o aledañas, no puedo evitar que un estremecimiento me recorra el cuerpo.

Aquí, es cierto que tenemos mil historias, cada uno vivimos inmersos en nuestras vidas. Hay muchas realidades complicadas. Pero a mí me continua doliendo en ocasiones el silencio y la indiferencia que en múltiples ocasiones están presentes. Más aún, me duele infinito escuchar palabras como «para qué vienen», » que vuelvan a su tierra» y multitud de expresiones similares.

He conocido a múltiples personas en mis años de Misión en Mozambique que vivieron la guerra civil allá. Tuvieron que convertirse en refugiados en Tanzania. Huían del horror de una guerra en la que casi ya, ni sabían quién era quién ni el porqué se mataban unos a otros.

Conocí a personas que habían tenido que huir a la sabana, durante años y años, cada día antes de anochecer, para huir de una aldea que podía ser saqueada esa noche y dónde podían morir y no conocer el mañana.

Conocí a personas en Guinea que tuvieron que huir a Camerún y a Gabón en tiempos de Macías. Si no huían era posible que al día siguiente un vecino los denunciara, porque había algún rencor de por medio y fueran apresados, torturados y ejecutados sin motivo alguno.

Ahora es Siria,. Terrible situación e infierno.

Quién no saldría de su casa de su país en una situación así.

Sólo de pensar en que esto pudiera pasar me hace sentir un nudo en el estómago que sube hacia mi garganta.

Pensad por un momento. Salir enmedio de la noche o del día, es igual. Sabes que si no te vas puede ser que mañana no estés, ni tú ni tu familia. Ni la gente que quieres.

Piensa en dejar tu trabajo, tus estudios, tu casa, tu ciudad. Dejar de hacer las cosas que te gustan para irte a un lugar que no conoces. De una manera totalmente dura . No vas en tu coche, no vas en un cómodo tren, autobús o avión. Vas probablemente andando o en transportes en los que no te puedes ni mover.

Y esto sólo es el principio . Aún te queda llegar, si llegas y enfrentarte a múltiples situaciones desconocidas en un lugar del que sabes poco o nada.

¿Cómo te sientes?

Con esta reflexión únicamente intento hacer un poco visble lo que en múltiples ocasiones es invisible.

Os comparto un enlace con una Oración Reflexión que utiizamos como Oración en el Cole. Es una presentación de Power Point acompañada de uan maravillosa canción de Antonio Ronquillo. Una persona comprometida a tope y con uan sensibilidad extraordinaria. Testimonio total. Acompañan unas fotos dónde aprecen realidades de inmigración y a la vez imágenes de personas que testimonian Mateo 25. Fui forastero y me acogisteis.

Nada más. Simplemente no nos demos la vuelta y hagámoslos visibles

En busca del Paraíso

En busca del Paraíso

 

 

 

Comparte
Facebook
Twitter
LinkedIn

¿Tienes alguna consulta?

Admisión alumnos
Secretaría
Horario secreataría