Este mediodía he recibido una doble visita sorpresa. Por un lado han venido dos de mis hijos a conocer el rincón del cole en el que su papi pasa algunos de los mejores momentos de la semana. Por otro lado, también Yassin ha venido a vernos con la super profe Silvia. Ha sido un ratito corto pero de lo más especial. ¿Cuánto amor en un espacio tan pequeño de terreno? Amor a la naturaleza, amor al prójimo, a los más necesitados, amor a tus seres queridos, amor a la profesión,…
Claro está que hemos improvisado un montón de experiencias que a menudo no tenemos el placer de realizar. A veces se nos olvida que en las cosas más simples y pequeñas está la esencia, lo natural, lo que nos hace vivir intensamente lo que nos rodea. Por eso hoy nos hemos dedicado a tocar la tierra, olerla, excavar,… tocar e impregnarnos de los aromas de las plantas aromáticas: la menta, el romero, el tomillo, el perejil, la lavanda -que tan bonita está en esta época-.
Hemos cogido las últimas habas de la temporada, los ajos tiernos, y los ingredientes favoritos que mis pequeños eligen siempre para las ensaladas: unas preciosas lechugas y unas zanahorias dulces y de un tamaño considerable. ¡Qué cara de satisfacción ha puesto Yassim cuando al estirar ha sacado esa raíz naranja con pelos! No se puede describir la alegría que sienten estos niños cuando algo tan maravilloso e inesperado ocurre.
