5º. Caminem junts – concierto de navidad: 3245 euros recaudados

Ayer, en un abarrotado teatro de los Salesianos, vivimos uno de los momentos de CAMINEM JUNTS que seguro será inolvidable para todos nosotros: tuvo lugar el concierto de Navidad del Conservatorio de Música de Alcoy. Fue la concreción a un intenso tiempo de trabajo y preparación por parte de mucha gente.

Empezamos el evento con nuestro director titular, Jordi, que realizó la presentación con mucho sentimiento y pasión. Posteriormente, nuestro director pedagógico, Juan Antonio, presentó el acto a la perfección con pocas, sencillas y emotivas palabras que llegaron a todos los rincones en la sala. En primer lugar nos dio paso a los protagonistas reales del proyecto: los niños de quinto de primaria, representados por Laila, Manuela, Licena y Paula, y explicamos brevemente el porqué de este proyecto. Y en segundo lugar, vino el momento más emocionante de todos ya que fue la Caminante de Aspanion, Sonia Simón, la que nos dio su testimonio de vida y lucha contra una enfermedad a la que consiguió vencer. Al final de la entrada reproducimos su discurso íntegro, de lectura altamente recomendable.

Instantes después empezaba el concierto interpretado por parte de la orquesta y coro del Conservatorio de Música de Alcoy bajo la magistral dirección de don Gregorio Casasempere. Sonaron las notas y melodías de obras clásicas, y al mismo tiempo divertidas, del agrado de todos los asistentes. Ayer, todos las personas allí presentes, pero sobre todo nosotros, los niños, nos acercamos más a la música clásica.

Ayer recaudamos 3245 euros que sumados a los 603 del concierto de la parroquia se ha conseguido la suma de 3848 euros, pero CAMINEM JUNTS no ha hecho nada más que comenzar. Con toda esta gente que nos rodea  seguro que conseguiremos con creces nuestros objetivo previstos. Como ya dijimos ayer, para nosotros es un orgullo abanderar, con la realización de este emotivo proyecto, a una ciudad tan solidaria como la nuestra.

Los agradecimientos son muchos: A Sonia Simón de Aspanion, por ser ejemplo y testimonio de vida; A Solc y AECC Alcoy, en especial a Marcela y Tere por su constante ayuda; al Ayuntamiento de Alcoy, pero particularmente a Manolo Gomicia y Alberto Belda por su asistencia; al Conservatorio de Música, por su magnífica interpretación; a don Gregorio Casasempere, por vivir tan intensamente la música y habernos permitido lograr este sueño; al colegio San Roque, en particular a nuestros dos directores por dirigir el concierto de ayer transmitiéndonos la pasión con la que trabajan; a Carmina, Judith, Filo, Ana, Juanmi y a los alumnos de la ESO por estar ahí en todo momento.

¿AYUDARÍAS A UN NIÑO CON CÁNCER?

GRACIAS POR VUESTRA ASISTENCIA

Aquí publicamos algunas imágenes y el testimonio íntegro de Sonia Simón.

En primer lugar quiero dar las gracias en nombre de Aspanion, de los niños con cáncer, sus familiares y los caminantes (jóvenes supervivientes) por todo el esfuerzo, el cariño y la entrega que le dedicáis a este acto, yo personalmente os agradezco que me hagáis sentir escuchada, que me hayáis abierto las puertas, el cariño que siento que le habéis dedicado y el que me habéis transmitido a mi desde el principio, el poder compartir mi experiencia como superviviente con todos vosotros.

Me llamo Sonia, tengo 20 años y os voy a contar como fue mi experiencia con cáncer. Un día, como otro cualquiera, me despierto con el ánimo de que es viernes y al día siguiente no hay clase. Al levantarme me siento algo extraña, me observo y el cuerpo está lleno de hematomas, como si de un maltrato se tratase, pienso: “ La sangre hoy se ha vuelto muy rebelde, es como si pequeñas batallitas se crearan dentro de mi cuerpo, es una mini guerra” bromeo. Pero en realidad es eso mismo lo que está sucediendo. Quitándole importancia voy a clase ya que ese día tengo un examen muy importante.

Al volver de clase noto como cada vez me siento más cansada, y vuelvo pensar “biff pues si que agota esta mini guerra podrían dejarlo por un ratito” y me sonrío a mi misma al darme cuenta de las tonterías que pensaba. Me río pero al mismo tiempo mi sonrisa también se cansa: “estoy agotada, me voy a caer aquí mismo” pienso, sin ver el final del camino a mi casa, todo se hace interminable. Agotada, y casi arrastrándome, abro la puerta y me tumbo en el suelo. Apenas pasan dos horas y mi madre ya insiste en ir al hospital.

Tenía 15 años, mi vida era perfecta, lo tenía todo: unos padres fantásticos, una gran pandilla de amigos, buenas notas… Además era el último curso antes de pasar al instituto e iba a hacer  el que quizás sería el mejor viaje de toda mi vida, ya que ese año me graduaba, a pesar de ser absolutamente consciente de la existencia del cáncer nunca imaginé que mi vida pudiera dar un giro tan brusco. Por otra parte, siempre pensamos que las cosas malas solo les pasan a los demás y nunca nos pasan a nosotros.

Mi diagnóstico fue Leucemia Promeliocítica de alto riesgo. Deje el colegio, al que más tarde volvería, aunque nunca deje los estudios, pues estudiaba en el hospital. Deje mi entorno  y comencé mi vida en el hospital.

Aunque debo decir  justo en ese momento que fui feliz con cáncer, ya que lo recuerdo como una de las mejores épocas de mi vida.

Sí es verdad, el cáncer me quitó muchas cosas materiales: amigos, mi pelo, mi fantástica graduación, aquel maravilloso viaje, defensas, sangre, plaquetas… pero me dio otras muchas cosas que no podría haber averiguado sola ¿Qué puede darte el cáncer? creo que la lista es interminable: Saber quién eres, cómo es la gente que te rodea, conocer tus límites, y sobre todo ganas de vivir, podría decir miles de cosas más que me ha dado el cáncer y que hasta el día de hoy puedo seguir aplicando en mi vida, porque si de algo estoy agradecida es de que gracias al cáncer soy como soy ahora, una persona capaz de comerse el mundo y de sonreírle a la vida.

Recuerdo el primer día en el hospital como uno de los más difíciles de mi vida. Nada mas llegar estuve en una habitación sola durante horas donde un hombre de bata blanca y sin mucho tacto me dijo que tenía leucemia,  ¿Leucemia? ¿Qué es eso? Tan pronto como me lo dijo se fue dejándome sola y sin darme una explicación de que aquello que él llamaba leucemia era cáncer en la sangre. Llegaron mis padres y con ellos los lloros y el miedo a saber que justo en ese momento toda nuestra vida iba a cambiar  y que fuerza era lo único que se nos iba a obligar a sacar.

Me llevaron a quirófano y comencé con mi tratamiento de quimioterapia. Poco después comprendí que todo había cambiado. El hospital se había convertido en mi casa y volver a mi casa se convirtió en un sueño. Justo en este momento empezó todo: dos meses encerrada en una habitación donde veía a la gente a través de un cristal, cinco sesiones de la quimioterapia más fuerte, 15 días de riesgo de morirme por el peligro de un derrame cerebral, casi dos meses sin ponerme de pie, alguna semana sin comer nada, con llagas hasta en la garganta sin poder aveces ni hablar, 20 dias ingresada cada vez que cogía un ainfección que al no tener nada de defensas, suponía casi un riesgo de muerte, y  en ocasiones pude rozarla, Cogí 4 infecciones en total, estuve algún día con un aparato de respirar, con pastillas para dormir y morfina para el dolor.

Para mi lo más duro de todo no fue el cáncer ni el tratamiento, aunque este me deterioró mucho, para mí lo más duro de todo es no poder contar con un abrazo ni si quiera el de mi familia justo en el que quizá fue el momento más duro de mi vida. Y es que nadie me podía tocar ya que cualquier bacteria que llegara a mi podía infectarme.Todos los días echaba de menos un abrazo de mis padres, me di cuenta de lo valioso que puede llegar a ser cuando de verdad lo necesitas, de lo importante que es un beso antes de dormir poque quizás algún día nadie pueda dármelo y en ese momento era lo que más soñaba: un abrazo, un beso y una película en el sofá de mi casa.

No puedo acabar sin deciros que yo supere el cáncer y ahora tengo siete vidas: Priscila, Román, Rafa, Sergio, Lidia y hace menos de dos meses mi tio. Todos ellos lucharon como yo hasta el final, que no os quepa duda, pero no tuvieron la misma suerte, por ese motivo, estoy aquí para contar mi historia y por la de aquellos que no están pero que con su fuerza, la mía y la vuestra somos imparables contra esta enfermedad.

Actualmente,   fruto de mi experiencia con cáncer, soy estudiante de psicología, una meta que me propuse cuando me detectaron la enfermedad es conseguir que con mi experiencia de haber tenido cáncer y formándome profesionalmente poder ayudar a todas las personas y niños que padecían esta enfermedad, por ello el cáncer a pesar de algunas secuelas nunca se interpuso en mis ganas de luchar para conseguir un futuro no solo mío sino de los pequeños que lo sufren. Como he dicho antes, toda perdida tiene una ganancia, encontrar un buen motivo para pasar esta enfermedad es difícil o imposible, pero yo gane la vida que tengo ahora y puedo decir orgullosa que ahora sé lo que es saber vivir.   

Una última experiencia ya para finalizar y que espero que os haga reflexionar: Mientras me ponían el gotero de quimio me gustaba mirar por la ventana justo debajo pasaban las vías de un tren. Hasta que el gotero se terminaba me gustaba imaginar quien iría en sus vagones, pensaba en las miles de razones que podían hacer a la gente coger aquel tren, a donde irían, con quien se encontrarían en su destino… imaginaba historias que sucedían en el propio tren, quizás alguien conociera al amor  de su vida, o quizás fuera a visitar a aquella amiga que tanto tiempo hacia que no veía. Mientras el gotero se consumía pensaba que era yo quien viajaba en aquel tren, m llevaba lejos, a un lugar en el que estaba tranquila, donde estaba sana. Sonaba con el día en que todo terminara y pudiera coger aquel tren como todos los demás.

Hoy puedo decir orgullosa que he superado la peor fase de mi enfermedad y he cogido ese tren, el tren de la esperanza, de la madurez y de la lucha. Dicen que la vida da muchas vueltas, tan pronto estas en el tren como lo ves pasar desde la ventana de un hospital. Si tienes la suerte de pasar la vida en el tren, levanta de vez en cuando la cabeza, mira tras el cristal y no cierres nunca la cortina porque al otro lado habrá alguien que necesite tu ayuda.

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