La etapa de Educación Primaria supone el inicio de la enseñanza obligatoria, la cual tiene como finalidad favorecer que el niño realice los aprendizajes necesarios para vivir e integrarse en la sociedad de forma crítica y creativa, es decir, ha de permitir el desarrollo integral del niño y el logro de su propia autonomía e identidad personal y social.
Está formada por seis cursos, los que a su vez se estructuran en tres ciclos: el primero, de los seis a los ocho años; el segundo, de los ocho a los diez años, y el tercero, de los diez a los doce años.
La acción educativa de la etapa se centra en el desarrollo de tres grandes ámbitos:
Impulsando la acción autónoma en el medio, ejercitando las capacidades motrices, fomentando un pensamiento crítico que favorezca la elaboración de juicios personales e ideas creativas, todo sobre la base de un adecuado equilibrio afectivo y social, así como de la configuración de una adecuada imagen de sí mismo.
Potenciando las relaciones sociales con los compañeros y adultos a través del juego, la comunicación, el diálogo y el trabajo cooperativo, mediante la participación, responsabilidad, el respeto a los derechos de los demás y la adquisición de las actitudes básicas para la convivencia democrática.
La escolarización del alumno debe además conseguir que el niño adquiera de forma eficaz y funcional los aprendizajes básicos que le permitan adaptarse de forma eficaz en nuestra sociedad, a partir de la adquisición de los conceptos, procedimientos y actitudes de las diferentes materias escolares.
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